Porque cuando miras al horizonte no ves lo que otros ven. Porque eres capaz de borrar todo lo real, que te persigue y te muestran. No contestas a sus llamadas ni te interesas por sus neones. Lo borras y lo callas, hasta sus olores. Sólo piensas en volver a salir corriendo con el brazo en alto. Cuando está todo borrado entonces dibujas realidades.
Recuerdo entre los tragos de la mente, entre el verde y la Luz cuando yo corría por tus praderas y surcaba tus mares, al otro lado de la frontera. Les llamaba y no me seguían. No veían. No entendía.
Siento tu sombra proyectada desde un lugar que debería encontrarse lejos, perdido. Has roto las distancias y las barreras. Revivo. Te apresuras en abrir todas las cajas de tu mundo. A todas las piezas las bautizas con un nuevo sentido.
Recuerdame que no te olvido, y que no puedo olvidar. Todo se cura y cobra sentido cuando levanto los ojos mirando a un mundo sin razón, dónde sólo te veo a ti con ansias de navegar. En busca de una batalla, de un encuentro, de un nuevo tropiezo aunque fuera mortal.
Dame un minuto, tan solo un instante, sólo un estar despierto y no estar.
Compartir, mantener, no perder. Unirme y huir. Así, dejeme acompañarte.
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