domingo, diciembre 02, 2018

Crónica desde Bohemia*

Paréntesis en el frenesí de los ríos que nos llevan. Tirabuzones en un otoño infinito. Puerta abierta lo suficiente para que después de las piernas arrastráramos los cuerpos emparejados.
Madrid es un horizonte inmenso de tejas, de tejados de aguas imposibles y buhardillas triunfantes. Edificios apelotonados que desde la terraza se ven como fundidos en uno, por diferentes épocas. El lujo y la patera.
Abajo las calles estrechas, aceras que separan un pelotón de tabernas, de historias de risas, esperanzas y penas. Calles de guerras olvidadas. Trozos de barras desperdigadas en diferentes bares, como piezas de un puzle, unidas por clientes que entran y salen de forma incesante. Grifos de cerveza comunicados por un sinfín de tuberías bajo las calles. Cafés elegantes de mantel de hilo y garitos enterrados.
Almas inquietas que peregrinan por sus calles buscando rastros de novelas, de ilusiones, de emociones deseadas. Tiendas de lujo y otras abiertas veintiséis horas al día. Un lugar desde dónde el cielo mira ya incrédulo.
Madrid es la Bohemia dónde expresar y desarrollar lo oculto, esos yos escondidos de lágrima fácil. Emociones ante la luz o la sombra de la música o del silencio. La oportunidad de vivir de otra forma, de tejer otro cacho de vida aunque sea metido en un paréntesis. Ladridos lejanos a nuestras espaldas. Miradas cómplices rodeadas de pasos. Así deben de ser los días después de la fuga. Calles para perderse sin motivos.  Rodeados de mil señales sugerentes, de sueños y descanso. De paz con miedo. Muy cerca otras almas vagan desde el espanto.
Así, como otros, se dejan llevar por la sin razón que produce no parar de caminar por las luces y la oscuridad de Madrid.
(Y Nuria se quedó dormida en el teatro)
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lunes, noviembre 05, 2018

Crónica de Lisboa *

Uma casa geminada com portas enfrentadas e abertas, de tetos altos. Rodeados de pinhos mansos que dão ananases nacarados. Árvores que entopem um bosque que o inundou tudo. Só deixaram os caminhos de pó seco. Caminhos pelos que marcar o passo.

Nesta terra lá foi o tempo de engarrafar o vinho. Ao não contar nos meses não puderam contar nos anos. Também não pôde ninguém ler as anotações em xiz na adega escura. Estavam tão tranquilos e melancólicos, ...nata na boca. Mas como se fosse um milagre o vinho nunca chegou a avinagrar-se e se fez doce. Então, para celebrá-lo, uma mulher - teve de ser uma mulher- plantou rosas ao redor da videira.

Mar sem espuma, de sal, horizonte esvaecido. Mar sobre areia fina, sem algas nem vida aparente. Mar de borbulhas, mar muito frio de vento.

Esta terra late em um tempo contrário, a um passo mudado, em algum momento todo se deveu de dar um golpe ao tempo. Aqui não são os soldados os que dão os tiros. Aqui são os soldados os que choram com a música, os que procuram os olhares das garotas que passam. Aqui são elas as que repartem flores.

Um local para subir correndo ao elétrico, para imaginar. Espaços nos que achar ver ao Fernando Pessoa em um cantinho e reconhecer mil decorados de fados, de filmes por voltar a sentir. Uma oportunidade para percorrer as mesmas encostas de Granada e reconhecer o bairro judeu, imaginar mil barcos no porto saindo para as índias. Isto que foi o centro do mundo.

Queijo que se derrete sobre o pão. Oliva dura. Arroz longo. Peixe. Sardinha gordurosa. Caldo verde.

Aqui todas as casas têm um espelho oval no salão, dizem que é para se encontrar com um, para cruzar olhares, mas pode que também sirva para fixar sorrisos. Esse silêncio que respeita e não inquieta, é Lisboa

Com a ajuda de José Ramom

domingo, octubre 14, 2018

Crónica desde Amsterdam

Donde no hay montañas hay cielos inmensos.

Grupos descalzos alrededor de bolsas abiertas, dando la espalda a la música. Hexágonos perfectos, simétricos, completando cada espacio vacío. Todos hablan en silencio, con sus cervezas, con diferentes colores de piel y ropas, mil idiomas mudos de gestos y sonrisas.

En las calles hay cortinas abiertas y luz en las estanterías llenas de libros ordenados. Gatos que vigilan los pasos desde detrás de las ventanas. Bicicletas aceleradas por railes invisibles. Rutas caóticas que las luces tejen en la noche. Agua que corre despacio, entre patos. Un mar calmo y frío, por la noche un viento helado.

Flores, cómo de mentira, como un pretexto para hacer un dibujo. Una excusa para dar un paseo a buscarlas. Sillas en la calle, girando al sol, hierro fundido, espacio minúsculo. Esquina de olor a café.

Un lugar donde tolerar siempre fue una actitud. Esa inercia de ante cualquier duda, dejar. Donde llegaron judíos escapando de Lisboa, desde donde marcharon a seguir buscando. De iglesias reformadas. Un lugar donde los pintores no pintaban reyes ni papas.

Entre esas calles viven hombres atrapados por su cultura oculta, herencia de rostros previos, de anhelos colectivos, de pérdidas y de conquistas. Lastres abandonados. Rastros de libertad. Desde donde una y otra vez surgió el individuo.

sábado, septiembre 01, 2018

Encuentro de Paula y Dionisio, Portugal

Una casa pareada con puertas enfrentadas y abiertas, de techos altos. Rodeados de pinos mansos  que dan piñas nacaradas. Arboles que tupieron un bosque que lo inundó todo. Sólo dejaron los caminos de polvo seco. Caminos por los que marcar el paso.

Dionisio encontró el espacio para sus lecturas, para enfrentarse con el sol frente a frente, ojos cerrados en un silencio imposible. Piscina. Niños tropezando y corriendo, inquietos. Ropa tirada. Cantos en la ducha. Encuentro con el fuego y la carne sobre las brasas.
Paula encontró la oportunidad de reír dejándose rodear de amigos y sacudir así el invierno. Se vio llenando montañas de carros en un gran supermercado. Vio otra oportunidad para competir y ganar. Imaginó mil playas. Montó obras de teatro.

En esta tierra se les pasó el tiempo de embotellar el vino. Al no contar los meses no pudieron contar los años. Tampoco nadie pudo leer las anotaciones en tiza en la bodega oscura. Estaban tan tranquilos y melancólicos, …nata en la boca. Pero como si fuera un milagro el vino nunca llegó a avinagrarse y se hizo dulce. Entonces, para celebrarlo, una mujer - tuvo que ser una mujer- plantó rosas alrededor de la vid.

Dionisio tiene prisa, se le hace larga la espera, imagina la próxima comida, el próximo encuentro mientras espera este que está por venir. Ha programado y hace calor, calor de incendio. Busca su dispositivo electrónico,.. esta vez no lo encontró. Paula le dio cartas y ruido de dados y apagó el correo electrónico de su ordenador.
Dionisio como un reflejo, buscó una televisión, quizás para ver el telediario, Paula le puso un musical que le hizo caer y recordar.

Mar sin espuma, de sal, horizonte difuminado. Mar sobre arena fina, sin algas ni vida aparente. Mar de burbujas, mar muy frío. Viento.

Recorren las calles de Lisboa. Dionisio encuentra restaurantes y guías, el mejor sitio para parar, Tripadvisor no falla. Mientras Paula subió corriendo al tranvía, por las calles imaginó qué sería cuando creciera. En un momento creyó ver a Fernando Pessoa en una esquina y reconoció mil decorados de fados, de películas por volver a sentir. Subió las cuestas de Granada y reconoció el barrio judío y vio mil barcos en el puerto saliendo para las indias.

Esta tierra late en un tiempo contrario, a un paso cambiado, en algún momento todo se debió de dar un golpe a la vez. Aquí no son los soldados los que dan los tiros. Aquí son los  soldados los que lloran con la música, los que buscan las miradas de las chicas que pasan. Aquí son ellas las que reparten flores.

Dionisio señaló siempre lo apropiado y lo conveniente, hizo las cuentas justas. Se preparó el desayuno perfecto, el café perfecto, el gintonic perfecto.
Paula los hizo actuar y les obligó a quitarse las caretas para poder ser personajes reales y libres, los niños y todos volaron.
Paula le sirvió un vino y otro vino, mezclado con cervezas y un jamón inmenso que otra vez se terminó. Por las noches su música, sin que esta vez se escuchara el mar, logró sorprender e inmovilizar a Dionisio y que este no fuera a dejarse vencer por el sueño. La música de mil emociones recopiladas, compartidas, recuperando rituales que nadie se atreve a romper. Fondo de conversaciones y silencios.

Queso que se derrite sobre el pan. Oliva dura. Arroz largo. Peixe. Sardina grasienta. Caldo verde. “En Portugal los postres son lo mejor”.
Aquí todas las casas tienen un espejo ovalado en el salón, dicen que es para encontrarse con uno, para cruzar miradas, pero puede que también sirva para fijar sonrisas. Ese silencio que respeta y acoge, es Portugal


Al despedirse, Paula le dijo que no se fuera, que abandonara su rumbo, que se quedara. Le ofreció otra partida, otro baño, una playa por descubrir, un restaurante aconsejado, quizás la oportunidad de encontrar algún tesoro perdido y ganar así otra copa. Pero Dionisio encendió su coche, reconoció su música, esa del atasco de la mañana y del partido del fin de semana.
Fue el GPS quien se los llevó.

Porque todos somos un poco Paula y un poco más Dionisio, nos vemos en Londres.

Absalóm ! Absalóm !. Willian Faulker

Una historia de prisioneros de una tierra.
Cuando las casas oscuras se convierten en tumbas.
Una sociedad destinada a ser vencida, al sur.
Almas dominadas por fuerzas que no ven.
Cuando la cultura ciega y ata a través de generaciones.
Personajes que renuncian a sus vidas. Que renuncian a su libertad por ficciones como la tradición, el honor, el orgullo  o la lealtad.
Emociones anuladas. Almas cautivas.
Sin espacio para razones, ni para el dolor, ni para las risas.
Personajes condenados a vivir entre arañazos y sombras.

Hasta que un día de golpe, todo deja de tener sentido, cae y desaparece.
Todo se hace olvido y ya no importa.
Entonces los que vienen, no pueden entender, ¿cómo pudo ser?.

Menos mal que no hay que elegir entre Aureliano Buendía y Thomas Stupen.
Un zurcido de una intensidad inabarcable.

jueves, julio 19, 2018

Que placer !!!*


Escribo para saborear el lápiz en el papel,
ese rascar de ir y volver.                Café o mate                 Tras
Un impulso primario. Leerme y descubrirte.
El placer de esperar y contemplar como aparecen,            Hierba
letras y palabras, como un grifo medio abierto.
Flujos intermitentes de respuestas.
El milagro de que tengan sentido o no.
Dictados desde lo oculto.
Es como acercarse y descubrir que pasó.
Saber si se produjo la reacción
si las manchas formaron una pintura, un sentido
Ese asombro y la emoción de descubrir                                  Moito
Ese reencuentro ni forzado, ni premeditado
Ese te dejo aquí escrita, ya volveré a quererte.                    parte
Ya volveré a sentir el amor o el deseo,
si me dices algo
o al menos a revivir la emoción
con la que te descubrí.                                                         ya
Sal amarga. Pasado o vivido.                                               sal
Y así vais tirando de mí a través de las notas,
¿será ese piano?                                                                   rosa
Sí. Tal vez. Silencio. Desnudo. Tres.
Viento que transmite la nota tras golpear el metal.
Es ese placer al que estoy enganchado,
a esos momentos en los que dejo de decidir.                                                                                                                                                         onda
                                                                                sal

O momento*

Lugares imprescindibles,
como as persoas.
Eses momentos
que se volven beleza
sin mais.
Entón  tí,
os acaricias, intentando retelos
Páraste, paladeas
cada segundo.
Un escribir mais amodo,
separando as letras e os espazos.
Falar mais baixo
ata quedar calado.
Trazos, manchas, anacos.
Respirar mais superficial
Non levantar a cabeza
medo a romper a maxia.
Mirar a modo. Parado.
Música
que se volve silencio
Así alárgase o tempo
ata volverse infinito
no recordo

miércoles, julio 18, 2018

A mis hijos, que dejaros?


Varías palabras quería dejaros. Las sonrisas, las caricias, los abrazos profundos los dejo en el recuerdo. En el aire inmenso del hogar, en las noches sobre vuestras camas, acariciando pelos y espaldas, vosotros tan inmóviles. Los besos quedaron depositados en vuestras pieles, nuestras manos selladas. Con vosotros sentí el escalofrío que paraliza, recorrimos juntos el camino precioso de descubrirnos. Día a día, año a año, en los deseos futuros y en los recuerdos. En los viajes, en los desayunos y en esos partidos. En los  sueños y en los miedos y preocupaciones. En la razón y en la sin razón. Disculpas por los enfados, por no haber sido menos yo y más con vosotros.

Ahora os deseo, sonrisas, mar sobre vuestros pelos soplando. Miráis al grupo y reconocéis al que tiene la pierna débil y la mirada caía. Escapáis del sonido gris, de verde bilis. Os veo con la mano abierta, paz y ojos cerrados. Vuestras casas encuentro y cruce para el descanso, un sitio dónde no preguntar ni reprochar, dónde hasta no querer ser. Vuestra sencillez frente al campo os permite recorrer los paisajes del silencio. Tiempos llenos de celebraciones de abrazos partidos y besos. En las noches mantenéis la vieja tradición de correr sonámbulos detrás de la belleza, en cada rincón, después de tirar la cada caja cargada. En cada viaje, en cada descubrimiento, en cada alma besada, deseada o amada. Os reconozco en ese equilibrio inestable y bárbaro, en ese deseo de que no dejeis de dar.

Caminos contrarios*

12 de marzo del 2017

Tu dirección. Naciste en la sin razón de la revolución, en esos años añorados de oponerte a todo lo establecido. En incomodar, ese tiempo de derribar mitos, de no poder más y romper compartido. Te emborrachaste en las luchas distantes, cercanas, oscurecidas, hasta en las desconocidas.
Saltaste de aquí y de allí, un no parar haciendo los años, las décadas y siendo historia. Comprometido. Compartiste caminos con espadas, rompiste cristales. Volviste sentimientos y emociones en palabras, en belleza de verso y en cánticos de abrazo y beso. Fuiste causa y disculpa.

Pero tu lucha se fue apagando, conformando en el aplauso, en las mesas repletas, en el éxito y en la crítica de tus enemigos. Te convertiste en lo esperado, en la ansia de los que no leían tu poesía. Preso de un ayer. Ese correr partido, ese no poder desaparecer, ese no querer. Terminaste como casi todos los que rompieron muros y partieron culturas. Como los que no murieron asesinados por los que creían con más pasión.

Tú no fuiste de los frustrados, de los que lloraban mirando atrás, sueños y revoluciones no cumplidas. Los fracasados. Llantos fríos hasta el suicidio o hasta ocultar sus historias hablando del tiempo.
Tu fuiste de los camuflados tras tu barba tras una chaqueta roída hasta que te convertiste en bebida rancia, en propia resistencia. Desde ahí, tu camino fue hasta la nada. Que pena no haber caído en el olvido veinte años antes, no haberte convertido en ermitaño o sinceramente no haberte perdido.

De todas formas, gracias por tus poesías.

domingo, julio 08, 2018

Algo más de nosotros

En este marco encuentro vuestras sonrisas atropelladas, vuestra excitación, golpes de ida y vuelta. Montón de vida apelotonada. Tres, seis ojos, que se cruzan y se funden en una reacción que une, en ese espacio de la emoción que atrae. Abrazos sin darlos, cercanía que llega y toca, que marcha, que duele por otro. Que busca, que espera una y otra vez, alargando los encuentros.

Tu mirada seria. La distancia de tu mundo. El papel que por momentos te aleja, ese ejercicio también de ida y vuelta. De cruce de realidades. De balanza cada vez más inclinada. Cada vez que vas te cuesta más volver y sin embargo cada vez exploras y te pierdes con más intensidad enredado en las sombras profundas. Pero cada vez más lejos, más caminante solitario, menos temeroso. Más tú, más no puedo, mas sé que no puedo llevarte.

    Ojos rasgados. La calma, la paz y la furia controlada. Manejas los silencios y paras el tiempo. Sueños profundos e inmóviles. Caricia sincera. Risas desenfrenadas, sin control. Sonrisa profunda, cómplice cercana que llega y toca.

    Sonrisa continua. Abrazo, mirada que busca y que sueña con facilidad. Habitas un mundo paralelo del que vas y vuelves manteniendo siempre un pie en cada lado. Imaginario inmenso. Mirada hacia el más allá. De cuando en cuando te encierras en una jaula de tozudez, dándote golpes contra la pared.

    El cariño y la caricia que busca y siempre encuentra, se queda y toca. Besos profundos, mejilla que busca pegarse y entonces se queda inmóvil. Buscas atento en cada signo a una señal que perseguir, que atrapar. Si no es, te duele

Crónica desde Como

La casa es un mosaico de recuerdos apilados. Montones de revistas para personas curiosas que buscan respuestas y dejarse sorprender por esos relámpagos del conocimiento efímero. Colecciones de libros de utopías perdidas en la historia, pensamientos para siempre abandonados. Láminas con dibujos de animales, rostros de personas. Una cafetera en la cocina le da a todo un sentido de hogar vivido. Una cafetera vieja con la tapa torcida, tantas veces sobre el fogón de gas. Techos altísimos, marcos inalcanzables. Suelos de barro cocido. Ventanas con contras, cortinas como faltas hasta el suelo.

Fuera nubes que iluminan en un gris claro. Arcos de piedra escalados por el verde pocho del invierno. Calles también de piedra, paralelas y perpendiculares, abiertas a patios amplísimos, patios habitados por esculturas desnudas con mirada evasiva, que no cruzas. Y almas, personas que caminan tranquilas que paran y hablan y llevan bolsas y sonrisas.

Dónde te escucho? tras la puerta, por el teléfono. Lámparas que con su luz no alcanzan el techo. Une espejo multiplica el fondo y el ancho del salón. Seguro que en algún momento corrieron por aquí niños y sueños y esfuerzos. Seguro derramaron lágrimas por dolores hondos o por tragedias no superadas. Se durmieron tantas veces, se besaron profundo, se enfriaron y escucharon la lluvia sobre el tejado. Vientre desnudo, agua sobre el pelo, cuerpos quietos en la ducha, hipnotizados  por  el vapor.

Seguro que la casa también se vio invadida en otros momentos por largos silencios, por humedad callada, por ausencias. Por libros que esperan sin mas. Por ellos pasaron veranos, estaciones, frío helado y viento tórrido. Años y siglos que contribuyen al progreso, a los sueños cumplidos. Objetos de familia, regalos de visitas acumulados a lo largo de la vista.

Pedazos de belleza atrapada que van formando olores que se vuelven tenues y perpetuos. El sonido de unas campanas que recuerdan la tradición, lo que perdura, lo que nadie se plantea cambiar hasta que de repente desaparece. Las piedras inmóviles, las vidas repetidas, cuando un nieto sigue las mismas rutinas y tiene los mismos horizontes que su abuelo. Todo lo que nos ha hecho llegar hasta aquí, todo lo que nos permite soñar lo que esta por venir, ese acelerar de cambios incorporados al instante. Son esas piedras las que nos harán perdurar y seguirán en la escena de ese futuro siempre imaginado. Tantos muros rotos, tantos mártires para romperlos. Tanto azul y luz, tanto vértigo superado, tanto terror, cuantos creyentes al final vencidos.

La Italia que ha acumulado belleza, atraído talento creador, financiado obras inmensas. Sal y tomate sobre el blanco salpicado de orégano. Aceite verde de sabor amargo. Diente que muerde sobre un trozo de pan. Paso, tantos pasos, que van y vuelven sin más.

Gaviotas entre picos nevados. Circos que rodean lagos inmensos. Hombres y mujeres que a lo largo de los siglos contemplan hipnotizados la masa inmensa, la calma del agua. Saborean aquí, entre montañas el mismo magnetismo que los africanos sienten por el océano. Ese magnetismo que te hace parar, levantar una casa y condenar a las siguientes generaciones a que esto pase a significar algo y a recordar y a volver. Disfrutar de la misma visión, de la calma, del aire gélido del atardecer, de la niebla que difumina lo real y anticipa soñar.

Sombras superpuestas, contrastes de luz y oscuridad, paleta pastel. Unos patos sobrevuelan a baja altura en algo que se convierte en algo más que en salto. Pareja comprometida. Cuello estirado. Figura esbelta surcando el fondo del cielo reflejado en el agua.

Le espera*

Tener que parar, una espera que se prolonga y permite descubrir.  Desde un mundo acelerado, generaciones mezcladas, conectadas, compartiendo el tiempo. Habitando espacios reales y virtuales en un equilibrio simultáneo, un espacio que antes ocupaba el mundo imaginario, los mitos y las leyendas.

¿Qué sentido tiene ahora la fuente, el buzón de correo amarillo y el escaparate de una tienda real?. ¿Qué sentido tienen ahora los recuerdos?. ¿Qué sentido tiene ahora que te busque, que espere, que no tenga forma de encontrarte?

Que lo vuelva a tener que confiar todo al destino.

Ahora que rechazas cualquier contacto , protegida por tus auriculares bien sellados. Con tu paso acelerado, siempre entretenida. Ahora que evitas cualquier mirada con tus ojos rehenes de una pantalla que te  refleja. Ahora que tu tiempo esta atrapado. Una llamada oportuna deja ir la última oportunidad, mi impulso de decirte. Mientras, sólo levantas la vista para evitar tropezarme, quizás, ni me has visto o es todo disimulo y disfraz dónde guarecerse. Cuello doblado hacia el suelo.

Ahora que perdimos la capacidad de estar, esperar, sin hacer más.

Por qué entonces siguen teniendo sentido las hojas de los libros , las pantallas con el cursor parpadeando, esperando una señal, un torrente de impulsos. Por qué además de escuchar todavía descubres que puedes cantar y dibujar con lápiz sin borrar, como real. Por qué sigue teniendo sentido decidir apagar, poner el modo vuelo sin volar. Buscar tu mirada, tu sonrisa y tu mejilla.

Por qué todavía es la belleza que me toca la única que me deja inquieto.

Ciudades de destino y despedida. De foto. ¿Dónde quedo el ermitaño?, lo casual, la mirada al cielo, a lo alto. La sorpresa. Si somos tantos ¿qué seguimos esperando?.

Dos días después;

De vuelta, campos olvidados, campos verdes, sus sombras. La música en la noche, el cansancio en los huesos. Risas y desesperanzas. Ríos. Atrás la ciudad, ese impulso vital, esa sal, ese correr, un mundo de bares y sonrisas.
El encuentro, destinos tropezados, rumbos dispersos, un montón de huellas. Convergencias y divergencias. Comparto y no comparto. La noche y el fluír del río. Tiempos que ahora quedán atrás mientras el tren vuelve.

En el tren, de espaldas*

Ves pobreza y miseria desde lo alto. Verde intenso bajo el gris. Campos trabajados. Tierra viva.
El tren sigue, hay pobreza y miseria en esta la periferia. Pinos, toxo en flor, túneles necesarios. Gentes que van y sobre todo vuelven.

Al fondo las vacas, los ríos que bajan,..que siempre bajan apresurados, como nosotros. Como el tren, tras un listado inmenso de cosas pendientes. Un suspiro. ¿Quien controla esta velocidad?

Rocas. Cumbre quemada. Por un momento el hombre ha desaparecido, ya no está. Todo se convierte en bosques verdes, caóticos, desordenados. Quizás en ellos hay personas - Deben de estar camufladas.

Sigues con velocidad, otro túnel y más cosas. Nube que cae sobre la tierra. Puentes cruzando la naturaleza.
Dibujarías un paisaje, varios árboles al fondo, bañados por una acuarela de gris, gris difuminado que en el borde se hace blanco y negro. Frente y perfil.

Creo que vas tan rápido que estas llegando, quizás estes pasando, hasta puede ser que ya hayas dejado atrás el lugar dónde había que parar, quizás ya se perdió el momento.

Aquí todavía es otoño, todavía hay árboles con hoja marrón, casi gris, sin primavera. Campo sin sonrisas. Y más amarillo, ese toxo que dibuja luz en el campo, sobre las lomas. Color en movimiento a tu paso. Trazos. Trazos amarillos, paralelos. Los árboles en cambio están tiesos, inmóviles, amarrados al suelo.

¿Dónde está? Dónde su presencia, dónde sus labios cortados, su timidez que sólo rompe su sonrisa.

Ahí, ahí hay un prado entre bosques, hierba nueva, tierra llana. Y volvió a pasar el tren y quedó atrás el camino. Una, muchas vidas pasando por delante. ¿Dónde esta el sentido? Al fondo hay luz y cuatro picos y una estaca roja. Con el bolígrafo observas más, ves más, aunque tu mirada no se pierda en el horizonte. Así pasa tu tiempo y haces viaje.

Respiras y vuelves a acariciar.
Evitas los lazos, la cercanía íntima, acercar el sentimiento, crear dependencia, y corres y faltas. Por eso te gusta el tren, porque no para, porque subes o bajas, y tú subes y sigues. No paras. Huyes.

Te sorprendes en otro asiento, un intercambio, ahora de frente, ves pasar los mismos campos. Como si los trazos cambiaran de dirección, como si todo estuviera iluminado diferente, a contra luz, como si todo lo que antes tenía sentido y profundidad se volvieran ahora contorno repetido, sombras que dejas atrás.

Todos permanen en silencio, contemplando solos, solos en este barco, cómo si fueran a cruzar un océano en tormenta. Tan cerca y tan distante. Ese traqueteo sin ritmo, atropellado, y esa puerta y ese golpe que rompe el secreto. Ese aire de ventilador usado, de peluquería de barrio con un montón de clientes. Nadie dice a dónde va, ni de dónde escapa.

En el tren como en un retiro en los recuerdos. Un olor, un “te quería decir algo y no tuve el valor”, la búsqueda de una disculpa desesperada. Cuando otras formas sin importancia te hicieron perder el momento único, por otro repetido ya olvidado. Ráfagas, historias acabadas de cristal y frío.
Quién pudiera volver a  tocar el cristal, volver a reparar el dolor del frío. Quién pudiera recuperar los abrazos no dados. Esos instantes en los que nada pasa alrededor. Fresco, cabellos y mejillas, silencio que evitas, tus momentos.

Ahora llueve. Las gotas se deslizan sobre el cristal, en descomposición, y corren y van y cruzan. Y todo esta tan gris y sigue el traqueteo que te empuja, esa excitación que no te deja ni parar ni dormir.

Ya me dices, ya me hablas,… Aunque sé que probablemente no me dirás, ni me hablarás.

Esa necesidad de compartir, de decir, de no dejar. Para otra vez ponerte a bucear entre papeles, en tus lecturas, en tu silencio. Sólo. Aislado. Distante.

Tierra clavada a una silla. Tiempo exprimido. Luz clara, blanca, bajo ella escribes, trenzas palabras, oídos, recuerdos de prólogos viejos, de gente sabia. Si me dices, si me hablas.

Un túnel volvió de noche el día, como si de repente fueras en un vagón de carga. Y entonces perdiste las referencias de cuándo, de dónde, de porqué.

Tras la ventana. En ese espacio del vértigo de ser sincero y que se puedan desnudar los sentimientos mezclados con razones.

Si pudiera como tú*

Si supiera como tú, conectar todo en instantes, ver luces en el lienzo, sentir el dolor en unas frases.

Si pudiera como tú, saborear la música con mi piel y llegar a llorar con ese piano.

Si pudiera como tú, cerrar los ojos y oír el silencio, y poder navegar las sonrisas y los gestos, encontrar en ellos los motivos.

Si pudiera como tú, descubrir la belleza en cada momento, detrás de cada esquina y así tener los impulsos residuales para seguir latiendo.

Si pudiera cómo tú, volver las miradas en besos. Poder capturar toda esa energía, beber en esas fuentes que con las prisas otros no vemos.

jueves, junio 28, 2018

Arthur Rimbaud

No one's serious at seventeen.
--On beautiful nights when beer and lemonade
And loud, blinding cafés are the last thing you need
--You stroll beneath green lindens on the promenade.

Lindens smell fine on fine June nights!
Sometimes the air is so sweet that you close your eyes;
The wind brings sounds--the town is near--
And carries scents of vineyards and beer.

viernes, junio 22, 2018

Que duro*



Que duro es querer llegar y ver marchar,
acercarse a una puerta cerrada

Que duro es querer tocar y no alcanzar

Que duro es querer acariciar y levantar heridas,
caminar sobre un fondo de resentimiento

Que duro es amarte así, desde el no poder

Que duro es sonrisa cálida frente a frío seco,
un mar de silencio, sin señales

Que duro es no poder dejarte

De celebración

Hoy recopilé un montón de tiempo para invertir. Tiempo para darte. Para parar y pensar, para verte crecer y reír.  Tiempo fugaz, tiempo antes allí y ahora aquí. Es tiempo para tí. Decidir, algo que puede en cualquier momento tener fin, ese riesgo de vivir. Más tiempo, más momentos, más belleza. Más ser más tú, más tener. Ahora hasta podré regalar tiempo, y esperas, y algún paseo sin dirección. Tiempo de recuperar ese equilibrio con el silencio, ver el mundo sin correr. Ese tiempo en el que estar y acompañar, para aprender a estar ahí simplemente sentado.

jueves, junio 21, 2018

Silenciándote el *

Cuerpos desnudos, cadencias en la búsqueda de algo perdido.
Espuma…,agua que rebosa en la boca.

Espalda fría contra el ventanal, huellas.
Vapor sin aliento, manos, dolor. Ojos cerrados. Danza.

El agua resbala siguiendo los surcos de tu cuerpo, esas torrenteras escondidas.
Escurre el tiempo, deja ir, huye. Borra todo aquello.

Piel caliente.
Abrazo revuelto, salto de diente a cuerpo. Cuello afilado.

Tu sonrisa es el único descanso.
Ahora te escribo, y luego el piano.

sábado, junio 16, 2018

Acariciando tu dibujo*

Paso el dedo sobre tu dibujo y noto el tacto de tu piel caliente.
La carbonilla remarca tus surcos, borra tus arrugas.
Mi dedo persigue tu sonrisa invisible, ausente.
Tus cejas prácticamente desnudas, tu nariz suave, tu mejilla de mil besos.
Con mi dedo intento borrar el pliegue de los corredores de lágrimas, tus ojos de susto y el hierro frío.

Después de un rato noto como se acelera tu respiración nasal, como se erizan tus labios, cómo crecen y hasta cómo se separan un poco, lo suficiente para dejar escapar un pequeño suspiro que se convierte en brillo inocente en tu gesto.

Siento que luchas contra tu realidad, el destino de tener que quedarte inmóvil. Todo lo que harías por poder girar la vista y buscarme, por romper el silencio y el gesto, por salir del papel, abalanzarme y besarme.

Pero estas atrapada en mi dibujo, en tu retrato, y ahora sufres cada una de mis caricias como un corte cada noche.
Si entonces, cuando te conocí, no te hubieras marchado, te hubiera dibujado tan diferente, más cerca, más viva, sin ninguna pena.

Soledad*

Soledad es una palabra con definición injusta. Maltratada siempre por los desamores y por la mañana siguiente al abandono o al drama del herir hondo y marchar
A la Soledad se le ha tratado con injusticia en los libros, en la historia, con desprecio e insulto ha sido amenaza y castigo. Ha sido burla y motor del miedo. Ha sido lugar vacío, frío y destierro. Ha sido cárcel, cama de deseo roto, paseos abandonados sin dirección, desierto. Se ha acompañado siempre de música de llanto, de pena y compasión, se ha dibujado de gris, de ella se ha intentado siempre no hablar o hacer vergüenza y olvido pasado.
Ahh, cuando la soledad es sobretodo recompensa, reencuentro, descanso, el guiño de tu sombra, el espejo en el que te reconozco. Ha sido libertad y luz, un pasear tranquilo. El  lugar dónde estar con tus sueños, el secreto, la búsqueda y el refugio.  El único lugar dónde te encuentro y puedo estar contigo en silencio.

Un muro y un universo*

Había una pared que siempre creí era la más sólida. Una pared dónde apoyarse cuando el viento sopla, cuando viene frío. Un muro de piedras con musgo, piedras marrón gris, líquenes plata de borde negro. Al tocar, es arena que cae sin deshacer, limpiando el tiempo y borrando recuerdos. Una pared que vista de frente uno imaginaría que era infranqueable y permanente.

Sobre esa pared, sin querer, hiciste una ventana para mí. A través de ella vi un horizonte nuevo que creía olvidado. Un horizonte de luz y verde, de tu música en el paisaje. Y entonces, tú y tu horizonte pasasteis a ser parte del cuadro de mi universo permanente y lo hicisteis un muro más sólido.

En ocasiones creo que más que un universo es un túnel que crece y los años lo hacen más hondo, y cada encuentro más profundo.  El tiempo lo vuelve más luz y negro, más brillo sorpresa, conjunto de resplandores acumulados. Un túnel que cada vez en más silencio, con una forma más íntim, más atracción de camino solitario.

Caminar entre sus muros. Rodeado de almas que han abierto ventanas en sus paredes, dibujando sonrisas y tallando firmas originales. Almas que llegan y tocan, para volverse infinitas. Almas condenadas a desaparecer de mis encuentros, de nuestros pasos. Almas que ya no están en los cafés por la lluvia detrás de la ventana, de las noches frías en las que recorrimos rúas mojadas. En las que que sólo esperaba tropezarte. En las que palpamos todos las caras de la oscuridad, ese espacio de libertad que muere cada mañana con la promesa de regresar.

Almas cómplices, almas de deseo compartido, esa compañía silenciosa. Almas a las que repetir mil veces la misma historia adulterada, a las que escuchar sus esperanzas. Distancia. Almas olvidadas, mezcladas. Almas arrepentidas o decepcionadas por uno. Almas amadas que pasan a estar ahí sobre el muro, en cada una de sus ventanas.

Momentos, rituales repetidos, sin sentido. Una vista al mar, un pato que sobrevuela el cielo, o dos, unas mariposas, un aroma, un abrazo rápido pero intenso. Un cuerpo, piel contra piel, ojos cerrados, besos que muerden y arden y al final rompen. Pedazos, extractos, cuatro palabras repetidas que pasan a ser algo íntimo que emociona y forma un bucle que paraliza. Sonidos que recuerdan, melodías que se hacen sentido, música que hace llorar y unir sentimientos de desconocidos.

También hay huellas colectivas, intersecciones de encuentros. Rostros acumulados. Montañas de almas, de matices que sin darse cuenta se hacen recuerdos imprescindibles. Almas que pasan a ser parte de uno, en el muro, a través de una ventana y otra y otra, construyendo así un mosaico, mi universo.

miércoles, junio 13, 2018

Va de viajar*

La necesidad del avión, del tren, de esperas y horas sentado, sudado, deseando llegar.
Debe de ser el efecto que produce la velocidad mantenida o la gravedad, quizás la inercia, o simplemente marchar.

Ese ansia de querer sorprenderse. Esa búsqueda insaciable de metas entre diferentes paisajes; húmedos, calurosos, verdes y desconocidos. Entre diferentes gentes; ojos rasgados, redondos, morenos y también fríos. Fruta diferente. Sonidos. Olores irreconocibles.
Encuentros con personas y sus almas, la sorpresa final del reencuentro con uno.

El equilibrio y la esperanza marcado en un calendario, en un mapa. Esa necesidad de ir y tocar, de estar allí para poder escuchar, para poder saborear el silencio y el libro viejo. Ese poder sentir las sábanas en la mañana, pantalón corto, pies desnudos sobre un suelo lejano.

Allí tienes la capacidad de percibir lo mínimo, lo fugaz, de asombrarte por eso normal que se ha vuelto ahora desconocido. Esa habilidad de parar y descubrir continuamente. De encontrar la poesía escondida entre las letras de una música.
Es cómo si el ritual de salir abriera los poros del tacto y amplificara las luces, los colores, los olores, los sabores, hasta las sonrisas. Vértigo. Lugares desde dónde lo cotidiano se convierte en pálpitos e impulso.

Escapar, para luego seguir.  Esa ficción que da el viajar, ¿sólo un sitio desde dónde volver?.
¿Cómo harían cuando las fronteras eran el horizonte?, cuando el marchar era miedo y amenaza, cuando la seguridad era quedar.
Cuando desde el estar eran capaces de divisar la pareja de pájaros como gigantes enormes y de mil colores. Cuando el tiempo no era cronómetro. Cuando eran capaces de parar para ver los gestos del paso de un caracol sobre el cristal. ¿Dónde hemos perdido esa capacidad?, ahora que tenemos que irla a buscar tan lejos y tan caro y tan corriendo.
Ahora que renunciamos a encontrar algo aquí, entre los intervalos de estar parados.

martes, junio 05, 2018

Crónica desde Palermo

Tus calles paseadas me recuerdan a la Habana Vieja en el sur de Europa.  Tus gentes cruzando, etnias, culturas, orígenes imposibles de descifrar. Y palacios y piedras rotas. Esa magia del caos y de la sombra.  Un paisaje lleno de espacios que faltan, que se llevó la historia.
Encuentros repetidos, revividos, puntos en el tiempo conectados por una hilera infinita. Siempre enseñando caminos y tropiezos. Viene y va.
Guitarras, una música sobre el asfato. Bárbaro.
Entonces un recuerdo tímido, inapropiado, presente. Es la fuerza del viento en la noche. Escuchen. Visita la piedra rota, la silla vacía, el Olimpo tantas veces conquistado y pisado, y sufrido. Iglesias. Escalinatas. Una torre inmensa. No dejen de visitar.

lunes, junio 04, 2018

Despierto*

Empezar a leer en cualquier párrafo

Despierto en la mañana. Miro desde mi cama la realidad que me rodea. Una persiana medio baja, ropa trazando un rastro, armario abierto sin secretos. Al otro lado; una mesa recta, un ordenador apagado, tres libros, una libreta herida, pluma y lápices tras la batalla. Un vaso sin brillo, toqueteado, el sabor del licor viejo.

Noto olor cansado del día después, de la noche pasada. Me reconozco ahora, rodeado de tanta realidad… Giro en la cama, busco otro prisma, una perspectiva diferente, busco la puerta, algo desde dónde poder rebobinar, desde dónde volver a navegar. Cierro los ojos fuerte, lucho por saltar, por negar. …Pierdo.

Me miro en el espejo: pelo despeinado, barba sufrida, silencio - ya no escucho la música-, arrugas, cara demacrada. - no puedo ser el mismo que ayer, no debo de ser yo-. Agua caliente, boca abierta, cuerpo desnudo, ojos cerrados. Minutos paralizado como esperando que me vengan a rescatar, a llevar, ¿si pudiera volver a saltar atrás?.Me he quedado sólo, rodeado de tanta realidad…, tantas razones, tantas respuestas, de tanta electricidad.

Un teléfono me recuerda la hora y la temperatura, y dibuja el día de ahí afuera. Detrás, un calendario de tareas, una lista de aquello que todos esperan que hagas, de los que toman tu tiempo. Mil mensajes del mundo exterior, de mil almas y algún robot, almas que no ves, que no tocas, que no paran de mandar.

Una rutina me hace vestir, bajar. Vuelvo a trazar una misma ruta, mil rituales hasta un café, mil gestos repetidos. Salgo y me veo envuelto en más realidad por espacios conocidos, decorados por mil almas que pasan resistiendo. En ese semáforo reconozco anónimos, tropezados una y otra vez, siguen senderos invisibles. Paran, a veces cruzan miradas, para volver a caminar sin escapar.

Llego, y todo se empieza a acelerar, el tiempo corre, acciones y decisiones, trabajo, saludos de pasillo. Horas, hambre, comida y un abrazo.

Entonces, una sonrisa inesperada, una mirada fija que me descabalga. Ahora ??? - Rechazo-. Me vuelvo y sigo sin volver a mirar. Miedo a que me reconozcan … o a reconocer, a que se rompa el embrujo de la realidad. Miedo a parar. El reloj !!, tengo mil rutas que me esperan para negar.
Relámpagos que pasan, tormentas que ignoro, alientos que evito. - Cobarde - vuelves a escapar.

Sigues, rutina, deber. Salgo a correr entre aceras reales y cuestas, y sudor material. Taquicardia y jadeo. Y sufro…
Otra vez me reconozco en la ducha, bajo el agua, boca abierta, cuerpo desnudo, ojos cerrados que no ven. Intentando olvidar.

La noche acecha. Entonces es Ya.
Me siento en la mesa, medio lleno el vaso y dejo de ver: la mesa, la cama, la luz, el cuadro,… No soy capaz de decirte cuándo ni cómo, nunca recuerdo. Un remolino me debe de arrastrar hasta un universo irreal.

Escondites de imágenes visitadas, de almas poseídas o deseadas, de poesía vivida, de llantos rotos y olvidados. Ficciones de otra realidad.  Pinceladas que ahora decoran las paredes entre sombras.

El lápiz corre, dibuja palabras, yo sólo lo sigo. Me embriago, hasta allí donde otro estímulo no te hace sentir más.
Frases que van y vuelven, repetidas y nuevas, reincidentes. Melodías, tu sombra, tu perfil, tus ojos.

Búsquedas, golpes en ocasiones vacíos.
Encuentros por entregas en diferentes lugares, con diferentes formas y desencadenante.
Momentos de belleza que persigo y que cuando me encuentran siempre me adelantan… para luego dejarme sólo, abandonado.

Navego despierto por ese universo sin razón, de emociones desnudas, sin cáscara, ni destino, ni motivo.
Allí dónde tantas almas y tantos momentos se han vuelto mi tatuaje o mi herida.
Ya no encuentro el tiempo, ni las tareas, ni mi rostro, ni la electricidad.

Silencio y folio en blanco, pluma que deja de sangrar. Parada. Salto. Destello muerto. Sal y roce frío.
Aliento entrecortado, labio abierto, media sonrisa,..
…es entonces cuando me reconozco de vuelta;

inquieto, palpitando, rendido, … más Yo, …más el de siempre,..

jueves, mayo 24, 2018

El hombre que amaba los perros


Leonardo Padura

Un libro sobre ideales y compromisos.
Un recorrido con los fantasmas de León Trotsky y Ramón Mercader.
También sobre el poder del adoctrinamiento, el miedo y la opresión. La fuerza catalizadora del odio
La fascinación de la revolución y la corrupción postrevolucionaria.
Como escenarios España, Rusia y Cuba.
Sobre los desengaños y las decepciones. Una historia de víctimas.
Cómo terminaron sus días aquellos y otros hombres que vivieron por una utopía.

Manhatan transfer

John dos Pasos

Gentes que pasan, que corren, que sueñan. Lugares que huelen, sentimientos que se tocan y se dañan. Una ciudad, el centro, que es un nudo por el que unos van, quedan o llegan. Un río desde dónde se contempla la esperanza y desde dónde se lloran los sueños perdidos. Personajes mezclados, vistos por dentro y por fuera. Nieblas. Llegar, pasar y no poder escapar. Un momento en el que empezaba a tomar forma nuestro presente ya pasado.
Jimmy sigue empeñado en explicarse su alegría, esa que le hace seguir rodando.

Verano

 J. M. Coetzee

Estas memorias son el recorrido de un hombre que se va haciendo solitario. Un camino
en el que se va incrementando su dificultad para relacionarse y su capacidad para entregarse.
Debió de existir un momento en el empezó a sentirse fuera de lugar, a tomar conciencia de
vivir separado de la realidad. En esta metamorfosis describe a algunas mujeres que fueron su
contacto con la emoción, también probablemente una excusa egoísta para crear. Saltos de
enamoramiento a atracción en la que fue creando fantasias y poniéndoles nombre de mujer.
Inmersión progresiva, necesidad creciente de escribir, de atrapar. Un viaje acompañado
por miedos obsesivos. Comparte el proceso de alguien que se adentra y habita más y más en
su mundo interior. Vivir absorto en uno mismo le hace vivir el entorno diario como una
cárcel. En el papel encuentra, sin compartirlo, su universo imaginado.
Mirando atrás, por fuera no quedó nada, se endureció, se describe como un hombre de
madera. Debe de ser el precio de seguir un destino y el ansia de perdurar.

De Castellio contra Calvino

Stefan Zweig

Del nacimiento de la tolerancia en nuestra cultura, de la lucha por la libertad de conciencia. De las primeras voces de los librepensadores, aquellos espíritus inquietos e independientes. Del humanismo en Occidente y de las batallas del progreso.
Del conflicto cíclico entre la doctrina, la autoridad y la obediencia frente a la libertad de pensamiento, la conciencia libre y la opinión propia.
Confrontaciones que en el inicio ya están desequilibradas, unos siempre juegan en desventaja, los perseguidos. Confrontaciones que se ganan en la Historia.
Una perla que por su naturaleza no se puede imponer pero si recomendar.

Anotaciones:
“ La humanidad jamas se ha sometido a pacientes y justos, sino únicamente a grandes monomaniacos que tuvieron el valor de anunciar su verdad como la única posible y su  voluntad como la fórmula de la justicia en el mundo”
“ Una pequeña pero activa minoría es capaz de intimidar a una gran mayoría que se comporta de un modo perezoso. El fanatismo ciega al hombre”
“ Todas las ideologías degeneran en tiranías cuando se transforman en dictaduras”
“ Toda dictadura hace uso del terror, la violencia y la censura”
“ Siempre son los contemporáneos los que menos saben de su propia época”
“ Siempre fue más cómodo defender a un muerto que a un vivo impopular”
“ En cualquier guerra, el pacífico dentro de las propias filas resulta más peligroso que el enemigo más militante”
“ En medio de un general servilismo adulador, el peor adversario de cualquier dictadura es el hombre independiente”
“ A los hombres de partido lo que le importa no es la justicia, sino la victoria”
“ Las naturalezas benévolas se resignan siempre demasiado deprisa y con ello facilitan el juego de los violentos. Callan y siguen callados.”
“ Nunca un derecho se ha ganado para siempre, como tampoco está asegurada la libertad frente a la violencia, que siempre adquiere nuevas formas”
“ Para seguir avanzando hacia su insondable objetivo, de cuando en cuando la Historia provoca retrocesos incomprensibles para nosotros”
“ Al final, toda represión conduce a la revuelta, la independencia moral de la humanidad es indestructible”
“ Todos los despotismos envejecen o se enfrían en poco tiempo. La idea de la libertad resurge eternamente. Si durante un tiempo se le quita la palabra se refugia en lo más profundo de las conciencias, inalcanzable para cualquier opresión. Con cada hombre nace una nueva conciencia y siempre habrá alguien que retomará la lucha por los derechos del humanismo y la tolerancia”
“ Siempre habrá algún Castellio que se alce contra cualquier Calvino, defendiendo la independencia de la opinión frente a toda violencia ejercida desde el poder”.

Crónica desde Ljublijana

Gentes buscando el sol. Tierra herida tan cerca. Sangre y llanto. El río se lo llevó todo hasta la memoria y el recuerdo de las noches de miedo, de aquel verano frío.
Busco en las paredes de tus galerías, en las estanterías de tus librerías y en los gestos, busco tu ayer dando vueltas a tu alrededor. Esperanza de tropezarte tras el ritual. Tu fuerza en un baile, en un pedalear, cerveza contra cerveza, música por todas partes, paredes pintadas, de postre grapa. Un, dos, tres.
El río baja, el castillo mira y las gentes pasan con sus instrumentos en la espalda, dorado castigo, premio de vieja Europa.
Siento tu alma que no entiende. ¿Qué dirá la Tierra? Parece tan desde siempre en paz (1991). Cómo si las banderas y las patrias fuerzan ficciones colectivas, condenadas tarde o temprano a olvidarse. Cómo si fueran pesadillas para la historia.

Crónica desde Dresden



Llanuras de bosques nevados. Niebla muy ligera. Un Elba ancho que desde el cielo se ve serpentear entre la ciudad. Edificios reconstruidos tras el bombardeo y el fuego (1945). Fueron ruinas de un castigo inmenso. Piedra a piedra, mostrando esa maravillosa capacidad de regeneración que tienen nuestras sociedades.

Campos helados, blancos, sol que no alumbra ni nunca llega a calentar. Paisaje sin montañas. Caminantes solos, un recuerdo RDA. Hileras de coches como blindados contra el aire frío.

Paseo por la noche, en una plaza céntrica, tropezamos con cientos de personas y decenas de banderas. La megafonía profiere gritos ininteligibles para mí pero inconfundibles, el rugido del odio. Sombras apiñadas que reconstruyen esta vez argumentarios de enfrentamiento. Hay jóvenes y viejos. - Nada une más que compartir enemigos.

La visión me recuerda a las descripciones de Stefan Zweig, pero en nuestro mundo de hoy. Nuestras sociedades también muestran esa tendencia natural hacia el conflicto. Como condimento la excitación de la pertenencia al grupo y las culpas del otro.

Nuestro amigo alemán se comporta como si no estuviéramos ante la concentración semanal de Periga (27% votos en las últimas elecciones en Sajonia). Sugiere un rodeo espontáneo.

Viento y sensación de hielo en las mejillas. Luego, alrededor de las cervezas, el calor de la multinacionalidad. Sonrisas, esfuerzos de comunicar en un inglés que se retuerce para ello. La consigna secreta, ante la duda asentir, esa tendencia de nuestras sociedades hacia el entendimiento.
Hace frío en Europa