Por esa sonrisa, ese desenfado compartido.
Te convierto en cómplice, asalto tu rostro, tomo tus labios, hago mío lo visto y lo opuesto.
Marcho apresurado, desconcertado, todo ladrón.
Sin saber del ayer , ni del quién, ni si te volveré a robar.
Esa música me persigue, me desvela, me lleva hacia el remanso desde dónde se puede apreciar la poesía- Exploro ese lugar desde dónde una nota, una palabra es bella, dónde tus palabras resuenan en mi busca. Donde todo se ilumina, dónde no pestañeo
Y te pierdo otra vez en este día tras día
Las horas me han dejado exhausto
Sólo desde este rincón frenético que es despierto en la noche
Hasta el próximo tropiezo
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