sábado, marzo 25, 2017

Tus dedos. Un paseo con mi padre.*



Hoy es miércoles. La lluvia sobre las piedras, paraguas que vuelan, chocan, y tropiezan, esperan para cruzar. Se abren y cierran, entran y salen.
Como casi todas las tardes de los miercoles desde que traspasó la frontera paseamos por las rúas. Encuentro de un padre y un hijo, muchas veces acompañados por nietos. En ese ansia de no dejar espacar el tiempo sin sus sonrisas.
Paseamos despacio, él atento a tropezar con sus recuerdos.

La pensión del número 12 del Preguntoiro, "Cuatro Naciones", que nombre poderoso!. Alli recuerda a la patrona, mujerona que imagino entrada en peso y frío cariño.
Alimentaba a un hijo escondido. Un hijo escondido bajo el tejado por el miedo después de la guerra. El miedo al castigo por haber sido comunista. Secreto de todos. Un chiquillo.
La patrona lo alimentaba diariamente, la imagino subiendo con miedo, bajando a escondidas, que vida!! El único consuelo; la certeza de tenerlo cerca, enjaulado.

El abuelo hace paradas en sus memorias y en la gente que lo asalta buscando su sonrisa, su saludo.
El se para y rápido brinda sus manos poderosas. Esos dedos gordos, esas uñas cruzadas por surcos paralelos de relieve. Esas manos que palparon tantas barrigas, que dieron tanta paz, que fueron el medio para tanta magia y para alguna ciencia. Esas manos arrugadas por las horas de trabajo, papeles que pasan y se amontonan, bolígrafos que se consumen antes de esparcirse por las montañas de recortes.
Esas manos que ahora se apoyan en mi brazo,.. para caminar

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