miércoles, julio 18, 2018

A mis hijos, que dejaros?


Varías palabras quería dejaros. Las sonrisas, las caricias, los abrazos profundos los dejo en el recuerdo. En el aire inmenso del hogar, en las noches sobre vuestras camas, acariciando pelos y espaldas, vosotros tan inmóviles. Los besos quedaron depositados en vuestras pieles, nuestras manos selladas. Con vosotros sentí el escalofrío que paraliza, recorrimos juntos el camino precioso de descubrirnos. Día a día, año a año, en los deseos futuros y en los recuerdos. En los viajes, en los desayunos y en esos partidos. En los  sueños y en los miedos y preocupaciones. En la razón y en la sin razón. Disculpas por los enfados, por no haber sido menos yo y más con vosotros.

Ahora os deseo, sonrisas, mar sobre vuestros pelos soplando. Miráis al grupo y reconocéis al que tiene la pierna débil y la mirada caía. Escapáis del sonido gris, de verde bilis. Os veo con la mano abierta, paz y ojos cerrados. Vuestras casas encuentro y cruce para el descanso, un sitio dónde no preguntar ni reprochar, dónde hasta no querer ser. Vuestra sencillez frente al campo os permite recorrer los paisajes del silencio. Tiempos llenos de celebraciones de abrazos partidos y besos. En las noches mantenéis la vieja tradición de correr sonámbulos detrás de la belleza, en cada rincón, después de tirar la cada caja cargada. En cada viaje, en cada descubrimiento, en cada alma besada, deseada o amada. Os reconozco en ese equilibrio inestable y bárbaro, en ese deseo de que no dejeis de dar.

No hay comentarios: