miércoles, julio 18, 2018

Caminos contrarios*

12 de marzo del 2017

Tu dirección. Naciste en la sin razón de la revolución, en esos años añorados de oponerte a todo lo establecido. En incomodar, ese tiempo de derribar mitos, de no poder más y romper compartido. Te emborrachaste en las luchas distantes, cercanas, oscurecidas, hasta en las desconocidas.
Saltaste de aquí y de allí, un no parar haciendo los años, las décadas y siendo historia. Comprometido. Compartiste caminos con espadas, rompiste cristales. Volviste sentimientos y emociones en palabras, en belleza de verso y en cánticos de abrazo y beso. Fuiste causa y disculpa.

Pero tu lucha se fue apagando, conformando en el aplauso, en las mesas repletas, en el éxito y en la crítica de tus enemigos. Te convertiste en lo esperado, en la ansia de los que no leían tu poesía. Preso de un ayer. Ese correr partido, ese no poder desaparecer, ese no querer. Terminaste como casi todos los que rompieron muros y partieron culturas. Como los que no murieron asesinados por los que creían con más pasión.

Tú no fuiste de los frustrados, de los que lloraban mirando atrás, sueños y revoluciones no cumplidas. Los fracasados. Llantos fríos hasta el suicidio o hasta ocultar sus historias hablando del tiempo.
Tu fuiste de los camuflados tras tu barba tras una chaqueta roída hasta que te convertiste en bebida rancia, en propia resistencia. Desde ahí, tu camino fue hasta la nada. Que pena no haber caído en el olvido veinte años antes, no haberte convertido en ermitaño o sinceramente no haberte perdido.

De todas formas, gracias por tus poesías.

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