viernes, septiembre 01, 2006

Letras de Anhoranza al Mediterráneo. II-2000


Porque en esta vida nunca sabemos si nos volveremos a ver, porque en esta vida muchas veces dejamos cosas importantes por decir.
Acogida, mediodía. Descanso. ¿Cómo hacéis sin la lluvia para poder conoceros?, ¿Cómo prescindes de los grises para darle a la vida lágrimas? ¿Cómo puedes mirar al sol, blanco sobre azul y encontrar la morriña del hombre?
Aprendiste a bailar, a reír, a abrazar y a besar al borde de un mar sin olas. Desnudo. ¿Cómo tu mente pude ser tan inquieta si aquí no tenéis viento?. Prejuicios rotos.
El licor no se despega de mis palabras ni de mis labios. No hay ruido, sentado frente a mí. Una seda, un diamante, una patata o un trozo de tierra en la mano.
Hay personas que no se pueden ocultar, por grandes que parezcan por deprisa que pasen. Conocer la verdad de las cosas no nos impedirá tener un animo feliz para cambiarlas. Son muchos los que viven como tú coherentemente, los transparentes tenéis la facilidad de empatizar bien con la gente. No es fácil hoy en esta caldera de la que somos prisioneros y cómplices.
De ti he aprendido a abrir puertas o atravesarlas cuando están abiertas, cómo se vive en una casa sin paredes, sin techos ni espadas. No dejes de escuchar la música. Regadío, hielo duro, frío, blanco y cuchillo. Sangre.
A ti un amigo con sonrisas, besos, admiración y compromiso.
Hay palabras que suenan serias pero que terminan en la complicidad de una carcajada silenciosa.

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