domingo, octubre 01, 2006

PURDsxx VII-2004. Otra noche. Desvarío


De miedos. Miedos que florecen por la falta de equilibrio, por las ondas que se cruzan en la travesía, por las dudas en el horizonte.
También por silencios, por largos silencios.
La nada. Un hondo vacío, flores del día marchitas, en medio de la sombra, en el callejón del musgo, con la espalda dolida.

El tiempo. Castigo, la redada de oriente. Destinos fusilados, intercambiados, guarecidos. Sonrisas que se hacen recuerdos, dentro de la fatiga. Buscando un sitio. En el desespero, en la furia. Zambullido en un estanque inalterado, sin ruidos, monótono atardecer sobre el que pasan las estaciones.

Malherido. De ti, de mí, de la llaga, carne viva insensible, lepra sin sangre. Malestar, delicadeza, ternura.
Desvarío. El pensar del duelo. El miedo camuflado en dolor. Las dudas, tremolo descaro y batalla.
Y dentro de este apagón, un recuerdo. El de volar, el romper las alas, el abrir la pelea. Resuenan al fondo aquellas campanas. Lo no franqueado. Remedio malherido. Vuelve el silencio a recordar que la noche es sobre todo súplica.
Llevame hacia atrás, hacia lo perdido. Tragos en descanso.
Todo tan cerca de los más íntimo.
Dónde sin necesidad de música crece el desvarío.

2 comentarios:

Vita dijo...

Desvarío... me gusta esa palabra. Me gustó leerte.

tormenta dijo...

la noche se hizo para el luto del corazón; por eso es negra, para que la oscuridad de nuestros corazones y nuestros recuerdos, se confundan con ella. La noche nos permite cosas que la luz del sol nos censuraría.
Un beso.